Las aminas biógenas tienen varias funciones clave en el cuerpo. Actúan como neurotransmisores, con la serotonina y la dopamina como ejemplos principales que influyen en el estado de ánimo, la excitación y la cognición. Además, regulan diversos procesos fisiológicos; por ejemplo, la histamina desempeña un papel en las respuestas inmunitarias y la secreción de ácido gástrico. Algunas aminas biógenas, como la norepinefrina y la epinefrina, también funcionan como hormonas, regulando la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el metabolismo. 

Aunque las aminas biógenas son cruciales para las funciones corporales normales, niveles elevados pueden llevar a efectos adversos. Por ejemplo, el exceso de histamina puede causar reacciones alérgicas y intoxicación alimentaria, y los desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina y la dopamina están asociados con trastornos psiquiátricos. Por lo tanto, mantener niveles apropiados es esencial para la salud.​

​